“Marinero es un caballo muy dócil y obediente, yo le digo échese… y se echa. Duérmase o siéntese y también lo hace. Hasta me quita el sombrero”, comenta José Zenón Valencia con orgullo y una sonrisa amplia dibujada en su rostro curtido por el sol.
Espera que lleguen los visitantes a la Feria Equina que se realiza hace un par de semanas en San Félix. Es aún temprano en la mañana y con cariño, pero con firmeza, entrena un poco a su caballo preferido para deleite y asombro de los que van llegando.
José Zenón tiene 55 años, desde los 18 su padre le enseñó el oficio. Siempre ha vivido en el corregimiento. Adiestra y amansa bestias desde siempre. Las coge cerreras, comienza acariciándolas y nunca les pega, pues les da miedo y ya no obedecen.
Un arte
“En esta faena se debe tener paciencia. Se cabestrea una bestia mansa con una cerrera y entonces uno va trabajando. Lo primero es la rienda, luego a quebrarle la cabeza a ambos lados y después se le enseña a retroceder. Continúa entrenando por lo menos durante tres meses y ellas mismas van cogiendo el paso. Cuando ya están listas, las puede sacar uno a cualquier feria”, explica. Amansar puede ser algo peligroso, ya que en ocasiones algunos animales corcovean y tumban. Adiestrar es un arte.
El primer ejemplar que adiestró fue un caballo negro de nombre Pizarro, el que presentó en varias exposiciones equinas. En una ocasión lo llevó a Salamina y allí organizó un acto donde debía sacar la cabeza por un embudo y entregar un sobre. Gustó mucho.
En esos días había un circo en ese municipio, vieron el suceso y compraron el caballo para llevarlo a Bogotá. No se volvió a saber nada de él.
Luego entrenó a Príncipe, pero este no contó con tan buena suerte. Era manso y entendido. Hace como 20 días lo operaron, lo que le ocasionó una hemorragia interna y murió. Había recibido cintas como uno de los mejores ejemplares.
Lo lleva en la sangre
Eso de adiestrar es un arte. Lo lleva José en la sangre y asegura que a los animales se les debe dar un buen trato como a las personas. Y sabe de qué habla después de 37 años.
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