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jueves, 19 de junio de 2008

DETRAS DE LAS GLAMOROSAS CARRERAS DE CABALLOS


Detrás de las glamorosas carreras de caballos

Alguien dijo que ''la realidad varía según los ojos que la ven, y no todos los ojos que ven están abiertos''. Esto se aplica muy bien al mundo del lucrativo deporte ecuestre. No crea que la vida de los caballos de carrera es el máximo del buen vivir en el mundo de los equinos, o que reciben el mimo y el afecto de un dueño o de un entrenador. Cuando las cámaras entran en un establo, todo ha sido preparado para esa oportunidad publicitaria y presentar un cuadro que es una infinitésima parte de la realidad. Vemos al purasangre siendo bañado, cepillado, o haciendo ejercicios mañaneros por la pista. Tiene que ser así porque están manipulando una mercancía delicada, valorada en millones de dólares. Mucho hay invertido, y mucho se puede perder.

Y eso es lo que es, una mercancía en EEUU --y no un animal -- porque el purasangre, en la mayoría de los casos --especialmente en EE.UU.-- no tiene un solo dueño, sino que es propiedad de un grupo, una compañía de valores, cuya sola meta, al igual que cualquier otro negocio, es la búsqueda de ganancias a cualquier costo.

Detrás de esa imagen romántica y glamorosa de los caballos de raza pura, la historia es otra.

Y es una historia trágica en un ambiente comercial, de apuestas, de drogas y de sistemático abuso que sólo en estos últimos años ha captado la atención de los medios de prensa, los veterinarios de conciencia y los amantes de los caballos y la equitación.

Los potros comienzan un riguroso entrenamiento para desarrollar los músculos, y fortalecer las patas cuando tienen poco más de un año y sus delicados huesos aún se están desarrollando. Desde esta edad, hasta los tres años --cuando llegan a pesar hasta 1,000 libras, pero ni siquiera han mudado los dientes de leche-- los potros son sometidos a un régimen de hormonas y explotados sin escrúpulos usando esteroides para aumentar el rendimiento, el poder de resistencia y cubrir el agotamiento. Algunos atletas los usan ilegalmente por los mismos motivos, pero en las carreras de caballos la práctica es legal y los corticosteroides se usan con frecuencia cuando el caballo se cae o ha sufrido alguna lesión.

Esteroides, hormonas, analgésicos poderosos contra el dolor, no son las únicas drogas. La Universidad Estatal de Colorado está conduciendo un estudio sobre el uso de la furosemida, un anticoagulante que controla el sangramiento que los caballos sufren cuando compiten, ayudándolos a correr más rápido. Los caballos con frecuencia terminan una carrera con sangre en la tráquea y los pulmones y la droga lo previene o reduce.

El uso de drogas está actualmente bajo escrutinio congresional. En la mayoría de los estados no hay programas de pruebas. La Florida tiene uno.

Cuando un caballo de raza llega al final de su carrera, no sirve para procrear y ya no produce ganancias, el costo de mantenerlo es prohibitivo, y son llevados entonces a las subastas donde se venden por su carne. Los mataderos de caballos se prohibieron en EE.UU. el año pasado, pero todos los años más de 100,000 caballos son transportados a Canadá y México donde el hermoso animal llega a su destino final. Los caballos perdedores, o que han sufrido lesiones, con frecuencia son sacrificados. En Puerto Rico, reporta Associated Press, ``más de 400 caballos son sacrificados anualmente, en perfecto estado de salud, sólo porque perdieron''

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