El argentino Eduardo Díscoli, que lleva cinco años recorriendo el mundo a caballo en solitario con un mensaje de paz, recala en Barcelona estos días con sus caballos criollos Gerónimo y Chalchalero.
Con 25.000 kilómetros a sus espaldas, Eduardo Díscoli descansa en Castelldefels (Barcelona) de una travesía que le ha traído a Europa, y en concreto a España, en un viaje simbólico para ‘retornar los caballos americanos a la tierra de sus ancestros’.
El gaucho planea seguir tres años más ‘para no defraudarse a sí mismo ni a las personas que me están apoyando’. El gaucho ‘instruido’, como se califica a sí mismo, es abogado, trabajo en la Corte Suprema argentina y vendió todas sus pertenencias en 2001 para iniciar la aventura desde Santa Lucía, su pueblo natal, en la provincia de Buenos Aires.
Apoyado moralmente por la cancillería argentina allá donde va, en una especie de embajada cultural o de buena voluntad, el jinete llegó a Europa hace poco menos de un año y empezó su andar por las sendas del viejo continente.
Atravesó el charco gracias a la subvención de una multinacional que pagó el billete aéreo del jinete y de sus caballos, Gerónimo y Calchalero, y ahora atraviesa España en dirección a Andorra para continuar su viaje hacia Francia.
En su periplo aventurero vestido de gaucho, con la bandera argentina, y a lomos de sus caballos criollos, ha llegado a desfilar de esa guisa por la Quinta Avenida neoyorquina.
Sus aventuras pueden seguirse a través de su bitácora ‘on line’ en la que Díscoli cuenta su aventura, relato que tiene la intención de convertir en un libro cuando termine la travesía.
El gaucho duerme donde pilla, ha pernoctado en hoteles de cinco estrellas, en cauces de ríos secos, en cementerios o en las casas de las personas que le acogen, sólo quiere ‘estar cerca de sus caballos y tener agua y alimentos suficientes, sobre todo para sus compañeros’.
Inasequible al desaliento y tras haber unido ya las tres Américas ‘demostrando la resistencia de la raza criolla’ de sus animales, seguirá en Europa en dirección a Mongolia y a otros puntos de su trayecto hasta volver a su punto de partida.
Los caminos pintorescos y a veces peligrosos que ha atravesado le hacen contar, con atisbos de espanto, anécdotas sobre un encuentro con las FARC en Colombia, un cóndor en Perú, una boa constrictor en Ecuador o un reciente rechazo por su aspecto en un restaurante de carretera en Cataluña.
Gracias al apoyo sobre todo de las comunidades argentinas o a las personas amantes de los caballos, Díscoli está consiguiendo curar a Chalchalero de una importante herida que le hizo un camión, en un club de El Prat de Llobregat (Barcelona) en donde se practica la doma de caballos.
Fuente: terra.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario